Quizás usted ahora mismo no se esté dando cuenta. Pero poco
a poco de manera progresiva su fisonomía está cambiando. Si se mira al espejo,
creerá que ve la misma cara de siempre pero si se fija bien hay pequeños
matices en su rostro que han cambiado. Ve esa pequeña arruga junto a su boca; haga
memoria, eso es de la cara que se le quedo ayer cuando le llego la factura del
agua. Y esas ojeras, recuerdas, son de cómo te quita el sueño encontrar una
forma para pagar la matrícula de la universidad de tu hija. Y esas canas, que
te dicen tus amigos que te hacen más interesante, te recuerdan la conversación
que tuviste el otro día con tu hermano cuando te contaba que se queda sin
trabajo, casi sin paro, con problemas de cobertura sanitaria, sin apoyo de los
servicios sociales…
Y ese gesto permanente de malestar en tu rostro, es que
cuando sales a la calle cada vez más te das cuenta que los servicios públicos,
a los que antes tenias libremente acceso, ya no son tan públicos, claro, se han
privatizado y ahora hay que pagar por ellos o poner cara de “pobre”, para poder
recibir un poco de caridad.
Sin darte cuenta tu cara ha cambiado has pasado de tu cara
habitual de ciudadano con derechos, a la cara de consumidor de servicios (que
antes hay que pagar).
No hay comentarios:
Publicar un comentario