¿Diálogo y consenso?

Fue en Semana Santa, un viernes de Dolores. En el pleno celebrado ese día, la Alcaldesa popular María José García-Pelayo, aprobaba con el punto categorizado de urgencia, su segundo plan de ajuste, preñado con una devastadora RPT y con este expediente de regulación de empleo que hoy trae por la calle de la amargura al trabajador municipal. En frente, una oposición que se ausentaba como protesta por el atropello de las medidas, ya que tanto ellos como los sindicatos fueron informados esa misma mañana, momentos antes del pleno... Es entonces cuando nuestra queridísima regidora empieza a vomitar embustes por esa boquita (bueno, siempre ha sido algo embusterilla) y basta esta primera mentira para ilustrar la naturaleza de la ristra que vendrá luego: "Dialogaremos con los representantes sindicales para conseguir el mayor consenso posible". Y yo me pregunto, ¿cómo se debe sentir uno al soltar lo que sabe a ciencia cierta que va a ser una descomunal mentira en aras de una fría estrategia de partido? Por que como ya sabrán, después de analizar el desarrollo de los acontecimientos a través del calendario, intención de diálogo clara no ha habido, y en ningún momento se ha querido consensuar la medida con nadie, a no ser que en el Diccionario de la lengua de la Real Academia Española se hayan cambiado los significados de estas palabras y yo no me haya enterado... No creo. Ahora que lo pienso, también podría ser, que lo que entiende esta señora por diálogo es más bien un: "Señores sindicalistas, vamos a sentarnos a negociar, pero, ni hablar del antojo que me ha venido con vuestro convenio de los trabajadores municipales de convertirlo en un tweet de 140 caracteres, total para lo que os va a servir a partir de ahora..." o "Sí, por supuesto que negociaremos, sentémonos para hablar de la futura Relación de Puestos de Trabajo, pero se me ha ocurrido desde mi infinita generosidad, que negociaremos que vestidito voy a  llevar el día que convierta la plantilla municipal de MI ayuntamiento en un atajo de obedientes mileuristas. Después diréis que no soy buena..." o "¡Pero claro que dialogaremos!... Pero no vamos a negociar la inviabilidad del imparcial ERE que me han hecho mis amigos de Deloitte tan primorosamente y en el que, de camino, me quito de en medio a estos incómodos empleados rojillos, inconformistas y con criterio propio, no, no... Este ERE no se negocia así. He pensado que vamos a demostrar a la opinión pública lo vendido e inservibles que resultáis los sindicatos para la sociedad, en un bochornoso negocio-mercadeo de empleado por empleado, y santas pascuas"...

En realidad, no creo que  nuestra alcaldesa tenga confundidas las definiciones de los conceptos Diálogo y Consenso. En realidad lo que creo es que a ella le importamos un pito, y que simplemente prefiere arbitrariedad a diálogo y despotismo a consenso.Yo lo único que he podido ver es un paripé descarado de cara a la opinión pública, de invitaciones a un diálogo condicionado y limitado de ante mano por el interés y voluntad de la política neoliberal del partido Popular. Sí, sí, ese mismo que desde Madrid no hace más que apretarnos y apretarnos las tuercas a nosotros los pobres españolitos de a pié, para salvar no sé qué obesa prima de riesgo, que tienen atada unos caraduras a una silla en un despacho en las américas para atiborrarla de calóricas hamburguesas especulativas y grasientos würstels de altos intereses de deudas con bancos franco-alemanes...

Y encima... ¡esta ola de calor!